lunes, 17 de diciembre de 2018

EL PERFUME DE UNA FLOR



  • Colombo. Pregunta de un periodista:
Dice usted que una persona debe ser independiente en cuestiones espirituales. Si lo cree de veras, ¿por qué pierde el tiempo dan­do sus charlas?
  • K:    
¿Por qué perfuman las flores? A las flores les es imposi­ble dejar de perfumar el aire. Cuando ve usted algo con claridad, ¿no desea acaso compartir esa claridad con otras personas? Doy mis charlas porque no puedo evitarlo. No las doy con la intención de ayudar a los demás. Sería dema­siado paternalista. Hablo de estas cosas porque llevo una canción en el corazón. Y cantaré independientemente de que me escuchen o no. Las flores florecen porque en ello radica su gloria, su papel, su dharma. A las flores no les preocupa el que cuantos pasan delante de ellas dis­fruten de su perfume o hagan caso omiso de él.


martes, 25 de septiembre de 2018

EL PENSAMIENTO DIVISOR




“Esta división (…) Es un conflicto que disipa nuestra energía en las disputas, dividiéndonos, haciendo que cada cual persiga lo suyo, sus propias aspiraciones, que exija su propia seguridad personal”

El pensamiento ha dividido el mundo no sólo geográficamente, sino también en lo psicológico, en lo interno. El hombre (la humanidad) está fragmentado, dividido no sólo en el nivel psicológico mecánico de su existencia, sino también en el de sus ocupaciones. Si uno es un profesor, tiene su propio pequeño círculo y vive dentro de ese círculo. Si es un hombre de negocios, se ocupa de hacer dinero, si es un político, vive dentro de esa área. Y si es una persona religiosa en el sentido aceptado de la palabra, con la práctica de diversas formas de puja, rituales, meditaciones, con la veneración de algún ídolo y cosas así, entonces también vive una vida fragmentada. Cada fragmento tiene su propia energía, su propia capacidad, su propia disciplina, y cada curso de acción juega un papel extraordinario en contradicción con otro curso. Ustedes deben conocer todo esto. Esta división, tanto externamente, geográficamente, como en lo religioso, en lo nacional y en la relación que existe entre uno mismo y otro ser humano, es un derroche enorme de energía. Es un conflicto que disipa nuestra energía en las disputas, dividiéndonos, haciendo que cada cual persiga lo suyo, sus propias aspiraciones, que exija su propia seguridad personal, etc.
Toda acción necesita energía, todo pensar necesita energía. Esta energía que se fragmenta de un modo constante, implica un desgaste energético. Cuando una energía contradice otra, cuando una acción contradice otra acción (…), hay derroche de energía.
Todas esas actividades deben, por fuerza, condicionar la mente, el cerebro. Estamos condicionados como hindúes, budistas, musulmanes, cristianos, con todas las supersticiones y creencias que ello implica. Estamos condicionados, acerca de esto no cabe ninguna duda. No podemos argumentar que no estamos condicionados; lo estamos, religiosamente, políticamente, geográficamente. Hasta que no estemos libres del condicionamiento, libres de las actividades del pensar que crea los grandes problemas, esos problemas no podrán ser resueltos.
Se necesita un instrumento nuevo para resolver los problemas humanos.

J. Krishnamurti


AMOR, SEXO, CASTIDAD
Una selección de pasajes para el estudio de las enseñanzas de Krishnamurti.

domingo, 14 de enero de 2018

¿SOMOS UN MANOJO DE IDEAS?
 

"... La mayoría de nosotros somos esclavos de las ideas. Somos ideas. Somos un manojo de ideas. Las ideas informan nuestros actos y condicionan toda nuestra perspectiva." K.

 
Krishnamurti: Charla en Ojai, California. 14 de agosto de 1949 
 
"Durante las últimas cinco semanas, hemos dilucidado la importancia del conocimiento propio, pues si uno no se conoce a sí mismo plena e integralmente, no sólo en parte, no es posible pensar rectamente ni por lo tanto actuar como es debido.
 
Sin conocimiento propio no puede haber acción completa, integrada.
 
Sólo puede haber acción parcial si no hay conocimiento propio; y como la acción parcial conduce invariablemente al conflicto y al infortunio, resulta importante, para los que en verdad quisieran comprender los problemas de la vida completamente, que comprendan el problema de la convivencia - no sólo la relación con uno o con dos sino con el todo, que es la sociedad. Para comprender este problema de la interrelación, debemos comprendernos a nosotros mismos; y comprendernos a nosotros mismos es acción, no retiro de la acción.
 
Sólo hay acción cuando comprendemos la interrelación - no sólo la relación con las personas y las ideas, sino con las cosas, con la naturaleza. La acción, pues, es interrelación con respecto a las cosas, a los bienes, a la naturaleza, a las personas y a las ideas. Sin la comprensión de todo ese proceso que llamamos vida, ésta tiene que ser contradictoria, dolorosa, un conflicto constante.
 
Para comprender, pues, este proceso de la vida, que somos nosotros, tenemos que comprender toda la significación de nuestros pensamientos y sentimientos; y es por eso que hemos estado discutiendo la importancia del conocimiento propio. Tal vez algunos de nosotros hayamos leído unos pocos libros de psicología y tengamos cierto conocimiento superficial de frases psicoanalíticas; pero me temo que el mero conocimiento superficial no sea suficiente. La expresión verbal de un entendimiento que proviene del mero saber, del mero estudio, no es suficiente.
 
Lo importante es comprendernos a nosotros mismos en la interrelación; y ésta no es estática, está en constante movimiento.
 
Para seguir esa interrelación, por lo tanto, no debe haber fijación en una idea.
 
La mayoría de nosotros somos esclavos de las ideas. Somos ideas. Somos un manojo de ideas. Las ideas informan nuestros actos y condicionan toda nuestra perspectiva. De modo que las ideas informan nuestras relaciones.
 
Esa regulación de la convivencia por una idea impide que se comprenda la interrelación.
 
Para nosotros la idea es muy importante, extraordinariamente significativa. Vosotros tenéis vuestras ideas, y yo tengo las mías, y estamos en conflicto constante sobre ideas, ya sean políticas, religiosas o de otra índole, cada una en oposición a las demás. Las ideas invariablemente crean oposición, porque son el resultado de las sensaciones; y mientras nuestra interrelación esté condicionada por las sensaciones, por la idea, no se comprenderá esa interrelación. En consecuencia, las ideas impiden la acción. Las ideas no promueven la acción; la limitan, cosa que vemos en la vida diaria."

"El conocimiento de uno mismo"
Charla en Ojai, California. El 14 de agosto de 1949
 
 
 
Publicado el 24 de junio